Cuando empieza a anochecer volvemos a casa. Siento un gran peso de cansancio en mi cuerpo; hoy a sido un día demasiado ajetreado.
Abro la puerta de casa y un olor esquisito me invade.
-Mmm, ¿Qué hay para cenar? -pregunta Prim, adelantándose a mi como si me hubiese leído la mente. Al escucharnos Gale comienza a correr desde la cocina hasta llegar a nosotras; cuando esta a un par de metros se resbala y cae al suelo. Pero antes de preocuparme el ríe y se levanta con mucha facilidad.
-Es sorpresa -dice todavía entre risas- No podéis entrar a la cocina eh.
Me agacho hasta su altura y le pongo el dedo índice en la nariz.
-Te prometo que no entraremos -le sonrío y el me devuelve la sonrisa, y en un par de segundos hecha a correr en dirección de la cocina.
Prim sigue junto ami sonriendo, le digo que se ponga ropa de casa, y juntas subimos las escaleras hasta el segundo piso.
Escucho como rápido se cambia de ropa y vuelve a bajar abajo, supongo que se quedará en el salón.
Yo entro en la habitación que comparto con Peeta y hago lo mismo, me e pongo unos cómodos pantalones y una sudadera para estar en casa, y bajo al salón donde Prim me espera.
-¿Qué crees que nos harán para cenar? -pregunta con intriga.
-No lo sé, pero algo rico seguro.
-Si, eso espero -ríe y vuelve a centrarse en el libro que tiene entre manos.
Al poco rato Gale viene a decirnos que la cena esta lista, y nosotras comenzamos a caminar a la cocina, pero al llegar la vemos como siempre, no esta la mesa puesta ni hay comida, pero la puerta al jardín esta abierta.
-Venir por aquí -dice el pequeño Gale mientras se asoma por la puerta.
Salimos al jardín y hay esta, la mesa del jardín llega de deliciosas cosas, solo con verlo se me hace la boca agua.
Peeta nos hace un gesto para invitarnos a sentarnos.
-¿Qué os parece la cena que hemos hecho entre nosotros para las dos princesas de esta casa? -dice Peeta, y luego me guiña un ojo rápido.
Yo simplemente respondo con una sonrisa, y cuando todos se sientan en su sitio comenzamos a comer; y comemos hasta que ya no podemos más.
-Estaba todo delicioso -digo mientras me lavo los labios con una servilleta.
-Hemos estado mucho tiempo -dice Gale- Pero si, ha quedado muy rico.
Conversamos durante unos minutos más, pero es tarde así que propongo recoger todo.
-Hoy recogemos Gale y yo -dice Peeta- Vosotras podéis ir subiendo.
Gale se queja, pero al final accede y ayuda a Peeta a llevar todo a la cocina y limpiarlo.
Prim se queda en el salón leyendo el libro que ha dejado en el salón, y yo subo a nuestra habitación.
Me quito la sudadera y me quedo en tirantes, luego me quito el pantalón y me quedo con las bragas negras que llevaba debajo.
No puedo evitar acercarme a la ventana y mirar por ella; hay un poco de luz todavía, aunque la luna sea la reina de la noche; la poca luz que queda hace sombras tras los arboles, arbustos,etc. que puedo ver, y hace raras figuras en ellas.
Oigo un pequeño ruido detrás de mi, diría que son pasos, y no de cualquiera, son los suyos. Sigo mirando por la ventana hasta que el se acerca tanto que puedo ver su rostro reflejado en la ventana. Sonrío.
-Hace una noche perfecta -dice con voz suave.
-Si, yo también lo creo. -todavía no aparto la mirada del paisaje.
-Hoy ha sido un día duro, pero ya se termina -entonces si, aparto la mirada de lo que tengo delante y lo miro, el me mira a los ojos y me besa durante tiempo, mucho tiempo, pero como nada es para siempre, se aparta un poco, aunque todavía me roza los labios- Si tu quieres, podemos hacer que el día termine bien.
Sonrío y le respondo con un beso y luego otro, y otro más tras este.
El baja sus manos hasta mi costado y me acaricia suavemente mientras me besa y le beso a el.
Acerca su boca a mi cuello y empieza a besármelo.
Y se me escapa un rápido "Te quiero".