-¡Vamos! ¡Vamos! - dice Prim medio gritando contenta. Y en ese instante se abre la puerta, es Peeta.
Sin dudarlo se dirige hacía mi y me da un cálido beso en los labios. Luego se agacha y le da a Gale y Prim, a cada uno de ellos un beso en la mejilla.
-¿Qué tal el dia? -dice, sin referirse en especifico a nadie. Los dos pequeños le dicen que muy bien, y luego me mira ami - ¿Y tu?
-Bien cariño, a sido un día un poco raro diría yo...- le digo entre carcajadas, y el me sonríe.
-Ahora mismo íbamos a cocinar la cena.- dice el pequeño Gale, y sin pensarlo dos veces corre hacía la cocina y desde ahí nos grita.- Venga ¡¡¡¡veniiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiir!!!!
Entre una cosa y otra hemos tardado al rededor de una hora en preparar la cena, y cenando otros tres cuartos de hora; y al final se nos ha hecho tarde.
Mañana Prim y Gale tienen que ir a clase, y Peeta irá a la panadería, por lo tanto yo aprovecharé para cazar; así que lo mejor será ir a la cama ya.
Después de acostar a los dos pequeños y contarles un cortito cuento, Peeta y yo vamos hacía nuestra habitación, y por fin puedo decir que tenemos tiempo para nosotros.
En todo el día no hemos estado nada juntos, a la mañana si que nos hemos visto, pero el se tenía que ir a trabajar, y hasta ahora como hemos estado con los hijos...
Cuando nos metemos en la cama Peeta me mira, en su mirada se nota que duda en decirme algo o no.
-Katniss...- dice vergonzoso.- ¿Sabes cuando va a volver Gale?
-No...- y pienso otra vez en la carta, por si especificaba algo.- En la carta no ponía nada.- le digo dulce- ¿Porqué?
-No, nada, por...- y le corto con un apasionado beso.
-¿Acaso importa? -le digo, y veo su sorprendida cara, y le vuelvo a besar.
Esta vez el beso es más largo, y mucho más apasionado.
-Por fin tenemos tiempo para nosotros Peeta, por fin.
Y entre besos y más besos pasan las horas...
Mañana supongo que nos arrepentiremos, estaremos muertos del sueño, pero ahora no puedo pensar en eso...
Últimamente no le he hecho mucho caso la verdad, desde que recibí esa carta e estado pensando, pensando y pensando y metida en mi pequeño mundo de recuerdos casi olvidados. Y el pobre Peeta me ha apoyado y yo pensando en otras mil cosas, en todas menos en el; ahora es el momento para demostrarle que sigo aquí, que sigo aquí para el, y solo el.
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