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lunes, 6 de enero de 2014

Tras sinsajo - Capítulo 13

-Maldito Haymitch... -gruño cuando me cierra la puerta en la cara.
Tengo una extraña sensación, que hace mucho no la tenía, siento que a mi alrededor algo gordo está pasando… Pero no saber el que me mata.
Al llegar a casa decido no pensar más en eso, aunque me cuesta quitármelo de la cabeza.
Decido limpiar toda la caza de la mañana y limpio las frutas con mucha atención.
Me cuesta olvidarme del todo pero intento mantenerme ocupada, por lo menos hasta que llegue Peeta.
Al cabo de una hora llegan Prim y Gale a casa; me saludan sonrientes y Gale me da un beso en la mejilla.
-¿Qué tal en la escuela? -les pregunto mientras sigo limpiando las fresas.
-Bien, hoy hemos tenido educación física -Prim sonríe de lado a lado.
-Me alegro -sonrío de lado a lado, y entonces me acuerdo- Oye Prim ¿Quieres conocer a alguien?
Al escuchar la pregunta asiente con la cabeza y sonríe.
-Pronto llegarán, así que estate lista cariño.
Ella sube corriendo las escaleras hasta la segunda planta, donde están las habitaciones. En ese momento alguien llama a la puerta y es Peeta.
-Hola cielo -me da un cálido beso en los labios- ¿Quieres que hablemos?
Al preguntarme eso Peeta me mira con compasión, sabe que lo que me tiene que decir no me va ha gustar, pero aun así sigue con su dulce sonrisa. Me coje de la mano y me lleva al salón, y los dos nos sentamos en el sofa.
-Haber… No sé ni por donde empezar -me dice él, mientras se rasca la cabeza.
Siento un cosquilleo en mi estómago, pero no es un dulce cosquilleo, no es como el que siento cada vez que Peeta me dice algo, o como el que siento cada vez que me besa… No, no es así, es un cosquilleo que hace que me ponga más y más nerviosa.
-¿Te acuerdas desde los últimos Juegos?
Si, me acuerdo, y nunca podré olvidarlos.
Pasé mi vida odiando los Juegos, odiándolos a muerte, y todavía los odio, y los odiaré siempre.
Pero los últimos Juegos fueron diferentes, los septuagesimos sextos juegos no eran lo mismo. Esos juegos se hicieron porque nosotros, los vencedores, lo elegimos.
En aquel momento odiaba todo, odiaba a los de mi alrededor y me odiaba a mí, y claro, odiaba al Capitolio por quitarme lo que más quería en este mundo: a Prim. Y creyendo que esos juegos me harían sentir mejor los apoyé.
Pero claro, esos juegos no me trajeron a Prim, y de hecho me sentí peor viendo a gente morir por televisión por mi culpa.
-Si me acuerdo ¿Por? -le respondo a Peeta.
-Para los que apoyaban al Capitolio esos juegos fueron humillantes y tal y cual… Y decidieron que los últimos no podían ser esos...
-¿Qué quieres decir Peeta? -le corto nerviosa- ¿Quieren hacer otros Juegos?
-No lo sé… Sé que no quieren dejar las cosas así… Y nos odian, porque algunos de ellos han perdido lujos, y poder… Si al final se animan a hacerlo sabes que son capaces.
-¿Son muchos los que nos odian?
Sonríe un poco, y me mira directamente a los ojos.
-De momento no... Y no creo que nunca lo sean. Además nosotros somos muchísimos más. Pero nos pueden hacer daño, y el simple hecho de pensar que a alguno de vosotros tres os pueden hacer daño siento impotencia y no puedo con eso ¿Sabes? Siento haberte preocupado tanto.
-Me pasa lo mismo... Me he vuelto loca pensando que podía ser... He estado hasta en casa de Haymitch, pero no me ha contado nada.
-Así es el -sonríe un poco- Te amo Katniss.


domingo, 5 de enero de 2014

TRAS SINSAJO - CAPÍTULO 12



Él mira hacía los lados, como procurando que nadie nos escucha; y esta nervioso, lo noto en sus ojos.
Antes de que pueda decirle algo el se me adelanta.
-Si, lo sé... -suspira hondo- se de lo que quieres hablar. Pero pensaba que todavía no te debería de habértelo dicho.
¡Mierda, mierda, mierda! Yo quería decírselo... Y otra pregunta mejor, ¿Peeta como sabía antes que yo que Gale a vuelto a casa? 
-Yo te lo quería contar -lo pongo la mano encima de la su mano y le acaricio- No tienes de que preocuparte...
-¿Como qué no tengo de que preocuparme? -me corta en mitad de la frase- Si, estoy preocupado, muy preocupado. Y sobre todo me preocupo por ti -para y respira antes de seguir hablando- y por los pequeños claro, por Prim y Gale... Y bueno, de Haymitch, de Johanna, de Annie... De todos. 
-¿De qué estas hablando?
-¿Cómo que de que estoy hablando? -Peeta frunza el ceño y me mira observa durante unos segundos sin hacer o decir nada- ¿Y tu? ¿De qué estas hablando?
-Yo de que Gale a vuelvo -le miro con mucha duda- Pero esta claro que tu no, si no no te preocuparías de -me paro un par de segundos para pensar en todos los nombres que ha dicho- De haymitch, y nuestros hijos... Y todos.
Mientras hablamos una chica peliroja y de pequeña estatura se nos acerca, es la dependienta, y deja encima de la mesa dos tazas de chocolate: junto ami deja el de chocolate blanco y junto a Peeta la taza que solo se puede ver nata. Le agradecemos con un "gracias" y ella nos devuelve una sonrisa, y se marcha otra vez al interior de la tienda.
-Mira Katniss, este no es el lugar más apropiado para hablar de eso -me susurra, pero luego sonríe.
Asiento con la cabeza y vuelvo a mi pequeño paraíso de chocolate caliente. 
Este chocolate es aun más dulce que el que probé hace años, y tiene más leche, claro. Me lo bebo en pequeños sorbos, en parte es por lo caliente que esta, pero esta tan rico que no quiero terminarlo.
Peeta me ofrece probar del suyo, pero si bebo un poco del suyo no creo que sea capaz de terminarme mi taza, así que le digo que no.
Cuando terminamos pagamos todo y salimos de la tienda en silencio.
-Katniss... Yo me tengo que ir a trabajar ahora, pero luego hablamos en casa. -mira hacía el suelo, probablemente por pura preocupación.- Pero quiero que sepas una cosa... Te quiero pase lo que pase ¿Si?
Yo asiento con la cabeza, y me lanzo a sus brazos.
-Sé que últimamente las cosas no nos van muy bien Katniss... -suspira rápido- Pero hay una razón por la que estoy tan nervioso.
-Da igual Peeta -le acaricio el pelo con suavidad- Luego hablamos ¿Vale? -sonrio para aliviarle un poco, y el también me sonríe de vuelta, aunque se nota que la sonrisa es forzada- No dejes al pobre John con todo el trabajo -voy a despedirme pero justo me acuerdo- Ah! ¿Me dejas tus llaves por favor? -río- Se supone que he venido hasta aquí por eso. 
El me das sus llaves y corre hasta la panadería para volver a trabajar.
Aunque para llegar a casa tenga que recorrer al rededor de un kilómetro cuesta arriba, el viaje se me ha hecho más que corto.
Me he pasado el viaje dándole vueltas y vueltas a la cabeza... Con todo lo que me ha dicho Peeta me he quedado preocupada, pero sé que ese no era el mejor momento para hacer preguntas.
Haymitch, pienso. A nombrado su nombre, y aunque se haga el loco Haymitch lo sabe todo.
Los últimos 200 metros los subo corriendo, la impaciencia me gana. 
Al llegar entro a nuestra casa y dejo toda la caza en la mesa de la cocina, y corro rápido a casa de Haymitch.
Llamo a la puerta impaciente, pero nadie responde, así que vuelvo a llamar, pero más de lo mismo; nadie responde.
Me doy la vuelta para volver a casa, pero me encuentro con Haymitch cara a cara.
-¿Me buscabas preciosa? -me pregunta, y hace una sonrisa irónica.- He tenido que bajar al pueblo, ya sabes. -y señala la bolsa llena de botellas que lleva en la mano.
-Si te buscaba -sonrío de lado- Quiero que me expliques algo
Entramos a su casa, que sigue igual de sucia como siempre.
-Siéntate -me señala unas pequeñas butacas que tiene, y me siento ahí.- Dime, que quieres que te explique.
Miro hacía el techo buscando la pregunta quiero hacerle, pero pensándolo bien, no sabía ni a por que había venido aquí.
-No lo sé -le miro durante unos segundos en silencio- Peeta tiene miedo, y no sé que es lo que teme. -suspiro profundo- Tiene miedo de que me pase algo, y a mis pequeños... Y de lo que te puede pasar a ti.
Haymitch se levanta, pero no me responde, y se va a la cocina. Al cabo de un minuto vuelve con una botella ya abierta y le da un sorbo.
-¿Quieres? -me ofrece acercándome la botella, pero le niego con la cabeza y me acerco más a el.
-No he venido a beber, he venido a por respuestas.
-Preciosa -hace una pequeña pausa- ¿Porqué deduces que yo sé porque Peeta esta preocupado?
-Haymitch, tu siempre estas a la corriente de todo...-subo la mirada y lo miro a los ojos.- ¿Me lo vas a explicar o estoy perdiendo el tiempo?
-Me temo que estas perdiendo el tiempo -sonríe de medio lado mientras me acompaña a la puerta- Adiós chica en llamas.- y termina la frase con un rápido guiño.